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lunes, 23 de noviembre de 2009

AMAR ES ROZARTE A DISTANCIA...




Amar es rozarte a distancia,
es tener la certeza de que ni la ausencia, ni el tiempo,
pueden borrarte de mi corazón.
Amar es haber encontrado mi felicidad, en la tuya.
Es saber, que aunque duela mi piel y mis caricias 
se pierdan en la nada, igual tu las percibes.
Amar es esto, imaginar que hoy estamos juntos, 
y si siento en mis ojos la humedad de una lágrima,
pensar que ha sido el viento, 
que de lejos se posó en mis mejillas
depositando un beso que amarraste en su vela.
Amar es esperarte,  
el amor eres tu.  

"Mi Parnaso"

Te invito a conocer este Parnaso, es parte de mi mundo, lo llenaré con mis fantasías, tejeré una enorme manta de quimeras para que no teman al frío de una lágrima.
Entren en comunión con mi musa, conozcan algo de mi, les dejaré ver mis utopías y permitiré que descubran lo que esconden mis sueños.
He logrado conservar un infinito mundo de inspiración que mantengo cautivo, lo arrebaté de entre las espinas que he ido retirando del camino.No quiero que se me escape la ilusión que puede ser tal vez la última esperanza de dejar libre al corazón, necesito rescatar los párrafos que vuelan en el vórtice de un remolino que se esconde en el éter, volcar la lira profana que nunca antes se había atrevido a asomarse.
Estoy a un clic de tu corazón, quiero que sientas mis latidos.

posted by Miuris 7:46 AM 0 comments

domingo, 22 de noviembre de 2009

“DIVAGACIONES”

Oh la poesía, sublime, divina, profunda en cada género, con la hondura propia de un mar que en su fondo esconde tempestad y calma.
La música, emotiva, vibrante, envolverse en su ritmo y mover el cuerpo a su compás, es como dejarse llevar por la corriente arrulladora de un río que transporta en su lecho la ilusión.
Noche, misteriosa y agorera, musa anhelada por los poetas para robar de ella la inspiración y volar al espacio, a descifrar el enigma que guardan los astros.
¡Madrugada! La calma de la orgía, ninfa acorralada entre el alba y la noche, apenas con historia propia, porque casi siempre es el remanso de la historia que se tejió en la noche.
Día, afanes y proyectos, una hoja de la agenda de la vida, luz anhelada que nos sumerge en la vorágine de mil batallas, reloj sin retroceso del que muchas veces se quiere huir, espacio a veces ilimitado para acumular dolor, o demasiado corto para disfrutar.
La tarde casi siempre es la suma de la mañana, intermediaria entre el ocaso y el crepúsculo, es la antesala de la noche, donde se desdoblan las Hadas, para desfilar en la pasarela nocturna, caprichosas, revoltosas, quien pudiera ser una de ellas y tener la potestad de tocar con magia, el corazón que hace palpitar al nuestro.
En cada uno de estos espacios casi siempre se encuentra presente el eterno habitante de la ilusión, el aliado de la noche: El amor que toma de la paleta los diversos colores para su atavío, rosa, azul, brillante, oscuro, dorado, opaco, depende de la condición del corazón, cómplice destinado para padecer o participar de la gala, cuando la ilusión traspasa la barrera de la fantasía y se hace realidad.
¡Vida! El misterio, la indecisión, la lucha. El capítulo donde tiene cabida la poesía, la noche y madrugada, el efímero paso donde el día transcurre y de repente se nos va, porque también la vida es portadora de muerte, peligrosa rival, traicionera implacable que acecha en la sombra a la que todos, alguna vez, conoceremos.
Vuelve la noche con su escenario, donde habitan los furtivos fantasmas de la sombra, noches diferentes, apacibles, en las que soñar es un deleite, otras aterradoras, se dispersan las voces que desgarran, palabras que taladran y como garfios se clavan en el alma.
Voces calmadas, palabras sosegadas que al decirlas no parecen traducir su contenido, pero hieren, arañan, aterran, dejando helado el corazón.
Noches atiborradas de caricias, de besos, tantos, que trepan por las paredes, se sientan el sofá, se suben a la cama, resbalan y se acomodan en la alfombra…
En noches como esas clamé a ti, marqué tu nombre en el mapa lejano de una esperanza, pero no me escuchaste. ¿Porqué ensordeces a mi llamado?
Te llamaba para darte la estrella que aprisionaba en el hueco de mi mano, ¡Insensata de mi! Se perdió en la penumbra, me enfrenté a la noche y la busqué, ¡Desapareció! ¿Acaso la tienes tu?... …
Esta noche se parece a la soledad, siento escapar los pétalos marchitos entre mi cielo y tu cuerpo, se esfuman como corpúsculos y se difuminan sin rumbo.
En noches como estas, pienso en la pequeñez de la existencia, en lo efímero del tiempo que tal vez rompa en pedazos nuestros sueños, tal vez sea una quimera haber imaginado que después de hoy existe un mañana en el que pudiésemos dejar de ser dos, para fundirnos en un solo ser.
Es que el mañana ya está aquí, es ahora, pero se esfuman los proyectos, se evade la meta y el camino se bifurca, ¿Será un laberinto eterno o se disciparán las sombas al final?
Viene a mi pensamiento la historia de la rosa que al amanecer veía temblar en su corola las gotas de rocío que el sol sediento se bebió, llevándose su aroma y su color.
Indudablemente la noche es un libro inmenso, en él se escribe toda clase de historias, la noche es como un enorme manto bajo el cual nos guarecemos y escondidos bajo su sombra, cada uno vive su propio drama, de cuantas insólitas crónicas somos protagonistas increíbles.
En noches como estas, quisiera colgarme de la luna, cabalgar sobre una nube y perderme en el éter para absorber el polvo de todas las estrellas y robarle su luz.
Noche, hacedora de trampas, geisha que nos envuelve entre tules danzantes, tejedora de fantasías, misteriosa, hechicera, redomada embustera que engaña con el encanto de la luz de la luna.
¡Olé reina de la sombra, pongo a tus pies mi oda, para que te cubras con ella cuando te alejes en el frío del alba!

PORQUE TE ESCONDES?


¿Quien me presta una escalera para trepar al cielo a robar una estrella?
¿Alguien me presta un soneto, una poesía, algo de prosa o acaso una canción?

Quien pudiera ser Quijote y siendo un héroe ficticio, perpetuarse, hacerse perdurable.

Soy en cambio, una gota de lluvia tan diminuta, que se evapora sin llegar al suelo, una insignificante partícula dentro de tu cosmos.

Pregunté al silencio y a la noche, clamé en la madrugada y fue tal el silencio, que cualquiera diría que mi respiración era un concierto de instrumentos desafinados.

Expectante, aguardaba una respuesta y solo el eco multiplicó mi grito, empapada, absorbiendo la sal de mis lágrimas, corrí cortando las sombras con la daga de mi angustia.

Quizás alguna vez fui un pensamiento, o tal vez un suspiro imperdonable, un virus que se metió en tu cuerpo y lo debilitó.

La culpa no fue mía, nunca te busqué, más bien nos encontramos en el camino de la vida, yo precisaba de ti y tú siempre dispuesto a ser un manantial, encontraste en mí, un recipiente perfecto para esparcir tu cantera.

Posiblemente desgaje mi cerebro y no sea capaz de trocar en letras un solo pensamiento, quizás lo más que podría, es escribir una canción sin ritmo, unas palabras carentes de rima y melodía.

Todavía no se, como definir lo que ha pasado, creo que mi ser aletargado está incapacitado para percibir porqué después de haberme buscado, de infiltrarte en mi adentro y tomar posesión de mi alma, ahora me abandonas.

Te escabulles, te llamo y no respondes, te busco y no te encuentro… …
¡Cobarde! ¡Te escondes! Persigo tu sonrisa chispeante, tu voz que adivinaba confundida entre las madreselvas enredadas en mi ventana perfumando mi noche.

Recuerdo el fragor con que irrumpías en cualquier momento, mientras dormía, durante la comunión con mi yo, en el estallido de la pasión, o cuando abatida, seducida por el olor a tierra mojada, corría sedienta y desesperada bajo la lluvia que sorprendía la tarde dejándome con la ropa adherida a mi piel, calando mis deseos más íntimos.

Tu acudías en seguida, parecías adivinar que guardaba suficiente miel en el panal y me colmabas, mis manos se movían como dos mariposas que acababan de dejar perdido el capullo y volaban hacia la primavera.
Me evadía y permitía que penetraras en mi piel, que me inundaras y poseyeras cada parte de mi.

Me buscabas cuando estuve confundida, coleccionabas cada letra que salía de mí, decías que yo era tu musa predilecta, que nadie como yo captaba lo que sentías y ahora que me eres imprescindible, te escondes ajeno y sordo a mi llamado, dejándome perpleja.

Levitando en el sopor de la noche, que no es noche sin ti, te pienso y hurgo inútilmente dentro de mí buscando una respuesta, no alcanzo a comprender el motivo de tu olvido.

Me hiciste soñadora de esperanzas, cazadora de sueños, dueña y señora de la palabra que me insuflabas.

¿Dónde estás? Me ilusiona imaginar que estás tras de mi puerta, ¡Es solo fantasía!

Creo que te has ido de viaje, habrás partido entre un remolino de hojas secas de otoño, navegarás quizás por mares insondables, misteriosos. Viajarás entre olas azuladas, enamorando caracolas, inspirado en sirenas, posiblemente mundos muy diferentes y lejanos del mío.

Otra dimensión, tal vez en una estrella, o una nube, otro universo ¿Donde?

Quizás otro hemisferio te haya seducido y cabalgando en llanuras inmensas, te confundas en caminos de arena, ¡Cuidado! Hay arenas movedizas que acechan y es poca la poesía que podrás hacer sepultado en la arena.

Ahora que me ignoras, que solo en mis quimeras apareces, cómo vivir sin ti, tengo las alas rotas y mi pecho aterido de suspiros dolorosos, que te llaman, porque cada latido de mi pecho, grita tu nombre.

Protagonista: La INSPIRACIÓN, que me dejaba atascada frente a mi ordenador, resistiéndose a llegar.
Basta ya de elucubraciones ¡Mal pensados!

Desde lejos pienso en ti

Desde un hueco de mi ventana contemplo el cielo, miro hacia el horizonte y vislumbro un mundo de cosas inaccesibles que habitan mas allá de mi deseo de alcanzarlas.

El tiempo, ni la distancia, ni lo que puede llamarse imposible me detienen, voy más allá de ellos, más fuerte que todas las barreras, es mi voluntad de llegar a la meta de mis sueños.

La niebla, ni la sombra jamás opacarán ante mis ojos la belleza de una flor, nada hará que no aspire su aroma, por consiguiente, solo Dios podría oponerse a nuestra meta de estar unidos para siempre y El es nuestro aliado.

Al vino...



AL VINO
Jorge Luis Borges

En el bronce de Homero resplandece tu nombre,
negro vino que alegras el corazón del hombre.

Siglos de siglos hace que vas de mano en mano
desde el ritón del griego al cuerno del germano.

En la aurora ya estabas. A las generaciones
les diste en el camino tu fuego y tus leones.

Junto a aquel otro río de noches y de días
corre el tuyo que aclaman amigos y alegrías,

vino que como un Éufrates patriarcal y profundo
vas fluyendo a lo largo de la historia del mundo.

En tu cristal que vive nuestros ojos han visto
una roja metáfora de la sangre de Cristo.

En las arrebatadas estrofas del sufí
eres la cimitarra, la rosa y el rubí.

Que otros en tu Leteo beban un triste olvido;
yo busco en ti las fiestas del fervor compartido.

Sésamo con el cual antiguas noches abro
y en la dura tiniebla, dádiva y candelabro.

Vino del mutuo amor o la roja pelea,
alguna vez te llamaré. Que así sea.

¡Brindis!

Esta es la mejor cosecha, el brindis exquisito de las letras.