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jueves, 18 de agosto de 2011

El amor duerme en el pecho del poeta


“Tú nunca entenderás lo que te quiero

porque duermes en mí y estás dormido.

Yo te oculto llorando, perseguido

por una voz de penetrante acero”.

José Antonio, Otro buen chico.

¿Sabes que todos los viernes ceno con él? Solemos salir juntos en un taxi con las cortinillas bajadas, porque ni a él le conviene que le vean conmigo ni a mí me conviene que me vean con él.

Hasta los falangistas, algunos, seducidos por su poesía, eran sus amigos, José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange Española, aficionado a la poesía, era amigo de García Lorca, con quien se reunía en secreto cada viernes para hablar de poesía.

Cara de niño, una media sonrisa a flor de labios, sonreía verdaderamente, o sería que ese mohín en consonancia con su mirada, hurgaba en su tierra, pretendiendo descifrar el enigma que se tejía bajo su cielo.

Se cumplen hoy 75 años de la desaparición de Federico García Lorca, el poeta granadino de la célebre Generación del 27, el dramaturgo de fino estilo, que sembró sus huellas en un siglo donde surgió el despertar de las letras.

El inmenso Federico García Lorca, tan grande fue, que aún sin tumba, su recuerdo es imperecedero, fue ayer? Realmente está muerto? Afirmo que no, que los genios no mueren jamás y por eso este hombre se reinventa cada día en el corazón de su tierra.

Que manera cruel de callar a un poeta, que cruento sacrilegio, derramar una sangre predestinada para el Parnaso, mataron la parte humana que había en él, pero su espíritu vive todavía, va y viene por las sierras andaluzas, desparramando versos que van quedando atados en la espesura del camino.

Federico, el español integro que se negó a aceptar el exilio por no abandonar su Patria, porque le sería imposible vivir fuera de sus límites, el poeta hermano de todos que cantaba a su España sintiéndola hasta la médula, fue fusilado la madrugada del 18 de agosto de 1936, en el camino de Víznar a Alfacar, su cuerpo sin destino, permanece enterrado en una fosa común anónima, pero eso poco importa, porque para recordarle, basta con conocer su obra y nadie se atreverá a desconocer las letras del gran Federico.

Hasta siempre Poeta, tu recuerdo se atesora entre jardines perfumados de azahares y el mundo entero, absorbe esa fragancia.


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¡Brindis!

Esta es la mejor cosecha, el brindis exquisito de las letras.