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domingo, 11 de septiembre de 2011

Se me ha escapado el alma!


Una densa atmósfera de nostalgia me envuelve, algo pasa en mi adentro que causa una sensación extraña, indefinible, tal vez el cielo gris que a través del ventanal se adentra en mi yo, sea culpable de esta inquietud que me abate.

Siento que soy solo materia y que de mi adentro se ha escapado mi esencia, será acaso que se ha escapado mi espíritu? Me estremece pensar que mi alma cautiva en algún lugar, cometa travesuras inconfesables por las que yo deba responder.

La tarde es apacible, un tímido sol, ha traspasado las entrañas de las nubes y dejando sobre la tierra, efluvios de añoranzas, de cosas que pasaron, pero que no recuerdas.

Tarde y sol, son eslabones que se atan al crepúsculo para enlazar con la noche y engarzar diabluras, por ella transita la musa veleidosa que desata la inspiración, o nos deja en silencio mirando sin ver, viviendo sin sentir…

No tengo dudas, mi espíritu ha escapado de la vestidura corpórea que le aprisiona y desdoblado, sale a la intemperie a bañarse con los rayos de sol para esperar a solas la lluvia de estrellas, que le ayuden a descifrar el misterio que le acongoja. Invisible, atrevida, sinuosa, allá va mi alma libre como el viento, decidida a vivir sin censura, su aventura, oh, quien pudiera ser ella!

La fantasía ejerce su magia, brota de la nada el recuerdo de una mirada que me persigue y se vuelve aroma que invade mis moléculas, es noche ya, un silencio impresionante me rodea, la belleza del horizonte sideral me deja sin palabras, un hechizo se apodera de mí, una lágrima de emoción se escapa y cae como gota de rocío que se cristaliza.

Atrapada en medio de una nube, empiezan a caer gotas de lluvia transparentes, heladas, tiritando empieza a envolverme un sopor y de repente, me siento flotar por lugares ignotos, estoy soñando despierta! Me agito en trepidante vuelo y sumergida en efluvios de arrullo, surco las barreras del infinito.

Escucho un murmullo, es la narración de una fantástica historia entre ninfas y duendes que se aman en un reino de quimera.

La noche es para amar, para tejer ilusiones y verlas volar como mariposas, cruzando cirros de nubes blanquecinas.

Mas allá, se escucha el tintineo de cristales que chocan, son dos amantes que en medio de la noche, reafirman con un brindis, un juramento de amor, entre el gorjeo apasionado de las medias palabras cortadas por un beso.

El alma sigue avizorando en la sombra, ilusionada anhela encontrar en algún lugar lo que busca, huele a besos, a sueños y sorprende el eco de una serenata de fantasía convertida en poesía.

Se evade el alma, se eleva imaginando que el cielo es una playa, el azul es el agua, las estrellas la arena y la luna que de pronto aparece en el escenario encantado de esta alucinación, se convierte en musa y hace temblar el éter porque los astros sienten celos de su encanto.

Sumergida en el agua, estalla con el mar en rabioso orgasmo de espuma que el océano arroja en una ola y esparce dejando en la arena, diminutos diamantes.

El alma despierta lentamente rompiendo el silencio con un grito ¡No! No quiero despertar y admitir que he soñado, quiero seguir dormida atrapando fantasías

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¡Brindis!

Esta es la mejor cosecha, el brindis exquisito de las letras.