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lunes, 7 de mayo de 2012

El valor de la vida


 

El mundo avanza hacia un abismo y mientras los humanos continúen comportándose de manera irresponsable, con cada paso, vamos al vacío.
En alocada carrera vamos, venimos o quedamos varados en medio de un camino que aunque luzca a veces luminoso, es en realidad un caos.
Los valores y principios, la justicia y la ética, la gratitud, la esperanza, son valoraciones inexistentes, la conducta y norma que antes regían, son hoy en día, circunstancias desfasadas que provocan burla y en el peor de los casos, simplemente no existen.
Lo que antes era bueno, hoy no vale para nada, porque se impone la moda de hacer valer lo que es absolutamente inválido en el sentido de la ética.
Hoy los malos son buenos, se premia a quien quebranta las leyes porque éstas son usadas como comodines cuando conviene a ciertos intereses.
El triunfo hoy es para los que transgreden las reglas de la convivencia normal, triunfa quien lisonjea, quien se aleja de los patrones normales, los que naciendo hombres se convierten en mujeres, o viceversa.
Honorable es el político, empresario, artista, el rico que disipa grandes bienes en juergas y placeres, pero no otorga una mísera limosna a una obra de caridad.
Desfilan en las páginas de afamadas revistas mujeres cuyos nombres se respetan porque poseen fama, fortuna, lo que menos interesa es cómo los han obtenido, lo más importante es que ellas forman parte del conglomerado del nuevo código de ética, ese cuyos cánones se escriben con la sangre y el sudor de mujeres y hombres que deberían ser en la escala de los verdaderos valores, quienes recibieran el galardón por saber que siendo esclavos, sonríen anhelando la libertad.      
En la escala descendente que nos lanza cual veloz tobogán, corremos desbocados hacia por la pendiente, mientras duras espinas nos van hiriendo.
La vida es un desfile de payasos y títeres, reinos en los que falsos monarcas se visten de gala y sientan a su mesa a cualquier plebeyo ataviado de señor, investido de noble.
Pobres diablos que porque poseen abultadas sumas con ceros multiplicados hacia la derecha, se creen superiores, pobres ladrones   ricos en dinero y míseros de conciencia, enriquecen con los fondos que son míos y tuyos, se agigantan, cuando son en realidad, enanos.
Hasta donde llegaremos en este sistema cuasi mundial donde nos mantienen atados, siendo aparentemente libres, mentira! Muy pocos aunque sientan el peso de los garfios apretados en su carne, tienen la capacidad de sentir y tocar las pesadas cadenas que los mantiene enlazados.
Rompamos ya las cadenas!

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¡Brindis!

Esta es la mejor cosecha, el brindis exquisito de las letras.