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lunes, 13 de mayo de 2013

Las trampas de la vida






La vida se  esfuma como agua entre los dedos, es tan breve la estancia que a veces no da tiempo de escribir la lección que se aprende en el día y nos alcanza la noche eterna sin que ni nosotros mismos hayamos captado lo que vivimos, si  pudo ser  mejor o peor si lo hubiéramos hecho de otra manera.  

A veces tejemos la vida entre nubes que se evaporan, generalmente pasa a los ilusos que hacen de los sueños un estilo de vida que de tal forma les marca, que llegan a creer que verdaderamente sus fantasías serán reales.

Después de todo es mejor dejarse poseer de una hipotética placidez, que pasar por el mundo rebosante de insatisfacciones que nos impedirán sentirnos sosegados.

Mejor es idealizar  los momentos y plasmarlos así, aunque sepamos dentro de nosotros mismos,  que debemos apurar el paso para hacer realidad la utopía de toda una vida, o al menos tratar de que algo de esa existencia, pueda realizarse.

Creemos que el poema más emocionante lo escribimos junto o cerca de alguien, no importa quien sea, amor al fin y al cabo, maternal, filial, pasional, pensamos que ya no queda nada más por decir, que lo hemos dado todo.

No es verdad, siempre queda en nosotros algo que contar, letras por escribir, algunas quedan aglutinadas entre piel y conciencia, otras van surgiendo en esos  instantes que surgen sin imaginarnos cómo ha podido suceder algo tan grandioso, o quizás un encuentro a veces tan real como la vida misma, miradas y roces que marcan, voces que hacen eco en la conciencia dejando una huella.  

Vamos por la vida creyéndonos sus dueños, sin darnos cuenta de que ella nos manipula, nos regala  un tiempo que no titubea en arrancarnos cuando le da la gana, por ese motivo para nosotros el mañana es solo una palabra con la cual edificamos una canción, un poema, una excusa, pero jamás estaremos seguros de que ese mañana llegará.

En muchos queda trunco y ni cuenta nos damos de que la vida ha mutilado  nuestro mañana, por eso amigos vivamos hoy, disfrutemos ahora, no nos amarguemos por lo que no tiene remedio, no volvamos la mirada hacia las cosas que carecen de explicación, si la vida se obstina en raptar el mañana, seamos tramposos y eternicemos el hoy. 

En este lunes por ejemplo, apresemos la luminosidad de este ocaso, seamos irreverentes y  pensemos en todo aquello que secretamente deseamos sin atrevernos a expresarlo y menos aún a hacerlo realidad, hagámoslo hoy que mañana no sabremos si podríamos.

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¡Brindis!

Esta es la mejor cosecha, el brindis exquisito de las letras.